GERMANUS

O CÓMO ADQUIRIMOS RESPONSABILIDADES CARNALES

 

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                El secretario de acuerdos le dicta a la mecanógrafa frente a él los lineamientos para levantar actas.

                – Nuevamente el uso de la voz…

                – Ah, se va a abrir… – responde ella, desorientada, tratando de seguir las indicaciones de su superior.

                – Sí, sí… Ahí mismo, va a seguir la secuencia, nada más dale otra vez el uso de la voz por si quieren agregar algo…

                Encorvada, sobre una computadora cuadrada y amarillenta de mediados de los noventas, trata de adaptar sus dedos a un teclado poco ergonómico que genera un ruido pausado y vacío… tac, tac, tac, pausa…  tac, tac, tac, pausa…

                La estancia consiste en una pequeña habitación separada por medio muro color crema y una rejilla verde, del cubículo que utilizan para cerrar los casos adheridos al antiguo sistema penal acusatorio. En este pueden contarse unas dieciséis personas de abogados, activistas y familiares, además de personal del tribunal y los acusados.

                En ese momento, un hombre sin esposas entra por la rejilla de prácticas que une al penal con los juzgados; alguien más ya estaba esperando. Arturo estaba recargado en una orilla, con su barbilla apoyada en su mano y la mirada clavada en el suelo, ignorando a la asistencia que estaba frente a él.

                – ¿Le emparejas a la puerta Alvaro, por favor? – le dice el secretario vestido de camisa y pantalones oscuros, cabello oscuro como dicta para el común de la sociedad. Irrumpe los murmullos que constantemente intercambia con la encargada de registrar las conclusiones de seis años de juicio.

                Álvaro Antonio Campos Picazo es acusado junto con su compañero Arturo Jossep Marvan Abraham, de los delitos de robo calificado y homicidio doloso cometido por motivo de robo y homicidio doloso calificado con ventaja, alevosía y traición cometido en agravio de Kathy Pérez Rivas y Andrea Nohemí Chávez Galván, segun dicta el acta.

                Álvaro da media vuelta y con eco metálico cierra la puerta que une el Cereso para Varones de Aguascalientes con las instalaciones al Palacio de Justicia Penal. Poco después toma su posición junto a Arturo y habla con su abogado Salvador Aguirre Rivera.

                La jueza que lleva el caso, sentada frente al secretario y la mecanógrafa, espera pacientemente que finalicen los tac tac, tac, para comenzar su pronunciación.

                – En esta acta, dedicó las conclusiones, rendidas mediante…

 

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                – Tal vez te vayas a identificar un poquito: toda la gente te pregunta “oye y cómo está tu mamá” y por uno nunca preguntan. Por nosotros nunca preguntan: “¿y cómo estás tú? ¿Necesitas algo?” –. Dice Marco Antonio a través de la bocina. Tap, tap, tap. El sonido que resuena al fondo de los audífonos, recuerda a mantener cadencia ante las dudas que él va respondiendo conforme se desarrolla la conversación.

                Antonio se encontraba en Cancún cuando recibió la noticia de la muerte de Victoria Anahí Hernandez Pizaña. Fue por medio de una llamada, como la que sostenemos en estos momentos. 

                Y fue el padre de Erick, el perpetrador de la muerte de Anahí, quién le dio la noticias: “tu hermana está muerta, vente para acá”.

                Exactamente una semana antes, el se había casado por el civil en la ciudad de Cancún, evento al que ni su madre ni hermana pudieron asistir. Y es difícil no pensar, que de haber presenciado este momento, cuál teoría del efecto mariposa, las cosas hubieran sido distintas. Tap, tap, tap.

                – Es decir, son tantas y tantas y tantas cosas y situaciones que se nos presentan, que dices ¡híjole, ¿cómo hago para lidiar con esto si encima se me viene esto otro?

 

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               – Que en este momento ratificó las conclusiones de…

               – Le pido que sea despacio – interrumpe el secretario, para dar tiempo a la mecanógrafa lenta de registrar las conclusiones del licenciado Salvador Aguirre Rivera en su vieja computadora.

               – O si, me voy con ella – y acto seguido se acerca a la joven para poder dictar de manera más cómoda–. Ratificó las conclusiones de inculpabilidad presentadas en favor de Álvaro Antonio Campos Picazo, en todos sus términos, pidiendo a su señoría el estudio jurídico exhaustivo, congruente… yo la espero ¿verdad?, yo la estoy viendo – dice a la joven que voltea a verlo como pidiendo que haga pausas más largas al dictar.

               “De todo y cada uno de lo que obra, en la causa de pedir… punto y coma… – continúa el abogado – pero principalmente el estudio de ilicitud de todos los órganos de prueba presentados por el ministerio público en la investigación dado que estos adolecen de haberse recopilado en forma ilícita y con violación a derechos fundamentales. Ello es importante porque no sabemos si en efecto las personas detenidas sean los verdaderos responsables al estar contaminadas las pruebas partiendo… partiendo… de que cuando fueron detenidos con la figura de flagrancia, supuestamente por un delito contra la salud, solo fue el pretexto para darle legalidad a algo ilícito y, a partir de ahí, hacer toda una investigación viciada obteni… no no no, usted me dice, perdón… obteniendo confesiones de la época de la inquisición. Es un hecho notorio para 

esta autoridad, como trabajaba la Fiscalía, en los tiempos en que ejercitaban acción penal contra mi defenso…

               Tac… Tac… Tac… Sigue resonando en la sala mientras el abogado desarrolla la conclusión en defensa de Álvaro, asesino material de Kathy. Norberto, el hermano de ella, está en la sala, estoico y cruzado de brazos. A primera vista, pareciera que no le afectan los alegatos que minimizan la muerte de su hermana.

                A principios de noviembre de 2012, Norberto fue también víctima de un sistema de justicia inquisitorio. Encontró a su hermana muerta con varias puñaladas en la cabeza y pecho. Las notas de la época dicen que inmediatamente se activaron las llamadas de emergencia, pero no mencionan que estas fueron para aprehender a Norberto.

                Los policías municipales aseguraron entonces que conocían al hermano de Kathy, ya que la noche anterior recibieron llamadas de una discusión y fue él quién abrió la puerta para informar que sólo era una pelea entre hermanos. La persona que realizó esta acción fue Álvaro, por lo que ellos decidieron tomar Norberto y llevarlo a la Fiscalía para interrogación, a pesar de sus argumentos donde él aseguró ser el verdadero hermano de Kathy. No fue hasta que el tío del muchacho se presentó en los separos que lo dejaron salir, pasadas horas de un sistema que había fallado abiertamente y que, después de seis años, continúa con inconsistencias en los procesos.

 

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El sofá es verde color menta en su estructura. Pero los cojines (tanto grandes como pequeños) donde un estampado floral, de colores ocre, beige y del mismo verde menta. Contrasta enormemente con la chimenea, clásica de ladrillos rojo oscuro y un estante de piedra gris. Recargada en esta se ve a Yadira Torres Briseño sostener su laptop gris en una mano y buscar con la otra en la red social de su hermana Yovanna Yaneth.

            Poco después ella se sienta y pone sobre sus piernas la laptop.

            – Entonces este – se ríe melancólica –. Las playeras. Me encanta porque siempre les decía “¿porque siempre tienen que andar iguales?”… La misma blusa.

            En la pantalla, con la franja azul de Facebook, marco oscuro alrededor e la fotografía y una barra lateral blanca que contiene descripción y comentario de la foto, se puede observar a un grupo de cinco mujeres, excompañeras del trabajo de Yaneth en la escuela, todas vestidas de verde menta. He incluso, el mural delante del que posan, toma el mismo color.

            Yadira cambia la imagen, de las mismo cinco amigas. Todas se ven igual, blusas y sacos color rojo con pantalones negros. Todas peinadas acorde, cabello negro en capas, alaciado y a la altura de los hombros. Todas de caras redonda. Todas de piel clara. Hace dificil ubicar quién es Yaneth.

            – Saco rojo con negro. No se porque no se ve bien – dice Yadira, mientras hace que el puntero de la computadora salte de una prenda a otra.

Por detrás, se acerca el hijo de Yadira, para observar lo que se encuentra en la pantalla.

            –La única que reconozco es a mi tía – dice él.

            Y si. Si uno observa la casa, llena de fotografías de Yaneth, la comienza a reconocer de entre las cinco amigas. Darse el tiempo de observar algo más que la saturación de redes sociales que nos embota y naturaliza la pérdida, hace que uno reconozca. Notas su sonrisa franca, sus líneas de expresión a lado de labios delgados y algo pálidos. Los ojos grandes y almendrados. Nota la personalidad al pintar con delineador grueso el ojo y ese pequeño arco que hace el cabello en el partido de lado, a pesar de tantos alaciados.

            Uno comienza a notar, en un mundo de gestos y sistemas, al ser querido a pesar de que la sociedad lo confunda con alguien más.

 

            NCh: Pues principalmente me gustaría, si me pudieras hacer como una… ¿como la formuló? ¿Pues que es lo que más, o el pensamiento que más le dedicas a ella, al día?

            Yadira: Al día… aaaa… Siempre le, osea siempre me puse como… desde que se murió siempre le reclame que porque no… Porque yo decía, pues es que era la que iba cuidar a mis papás y a mis hijos. Yo era la irresponsable. (Se ríe). Yo siempre he sido la irresponsable, entonces, no me gusta como la onda de… de ser yo ahorita la que tiene la única y exclusiva responsabilidad de tanto. Entonces si es como… sentirme sola. No acompañada.

 

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Las universidades de ahora están diseñadas al “aire libre”, es decir, generan espacios verdes entre edificios para evitar una sensación de encierro o enjaulamiento, como zoológicos, donde reservan espacios para los felinos con la idea de recreación. Pero esto siempre deriva en trazar un círculo imaginario y seguir, combatiendo la ansiedad de al final, estar aprisionados. En este caso, los pasillos, las paredes y columnas son de ladrillo rojo… Lo que hace más fácil seguir el camino, tap, tap, tap.

            – De hecho, todavía a la fecha a mí me han dicho: “es que a ti te hace falta llorar”. ¿Y sabes qué? Ahora hay cosas muy tontas, como una escena triste o de esas escenas que te pueden arrancar una lágrima… Pues a mí me hacen un nudo

en la garganta; o sea, desde entonces para acá, yo lo asocio con esa parte que me dicen que me hace falta sacar ese sentimiento que traigo por lo de mi hermana.

            Y si, nos es difícil llorar. Como me recordaron una vez: “eres el apoyo de tus padres, mantente fuerte por ellos”. Ya que es un canon de la sociedad mexicana, convertirse en adulto es hacerse cargo de los padres, a diferentes grados.

            – Pero, ¡híjole! Es una situación muy difícil. Yo todos los días traigo a mi hermana conmigo en la mente; ahora que ya soy papá, pues tengo a mi hija y tengo un cuadro de una foto de mi hermana y a mi hija: “mira, ella es tu tía”. O sea, todo el tiempo, todo el tiempo traigo a mi hermana en la cabeza; me imagino (que) como tú.

 

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            – Y como hecho notorio le solicito revise las causas penales que este tribunal dictó sentencias absolutorias por los vicios en los tribunales de control constitucional citaron en la integración de las averiguaciones al ser el mismo modus operandi… Mo–dus oo–pe–ran–di… de la procuraduría ante su incapacidad de saber investigar y poder llegar a los verdaderos responsables retomando el tema de la ilicitud y la flagrancia obra en autos la sentencia dictada por el tribunal superior de justicia en el cual absolvieron del delito contra la salud a mi defenso por lo tanto… usted me dice, usted me dice… Por lo tanto debe influir tal resolución para que al menos se pronuncie al respecto en el tópico jurídico denominado flagrancia aun más que primero fueron consignados por los hechos que nos ocupa y

posteriormente fueron consignados por la causa penal contra la salud… punto y coma… lo que hace pensar fundadamente… fundadamente… que fue todo fue un montaje de la procuraduría para cubrir este fenómeno social y quitarse de encima a los medios de comunicación e incluso a nivel nacional al ser tratado el asunto en el programa de la periodista Carmen Aristegui, noticias… Punto y aparte…

            Tac, tac, tac. Una pausa para que el abogado revise lo escrito, pues la mecanógrafa se ha quedado atrás y necesita nuevas indicaciones. Tanto el mencionado como el secretario se acerca, entre murmullos, para explicarle lo que debe escribir. Tac, tac, pausa… tac, ta, pausa… tac, tac, tac…

 

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            “Oye, es que ¿cómo me pides que regresemos a Aguascalientes si es ahí donde está el asesino de tu hermana, si es ahí donde pasó esto?” le ha preguntado su esposa a Marco, cuando hablan sobre los planes de regresar a vivir a su ciudad natal “ ¿Cómo quieres llevar a tu hija a esta ciudad?”

            Marco Antonio entiende que no por la inseguridad de la ciudad, por la permanente negativa del estado de no querer ver la problemática que va en crescendo o porque simplemente, en un año el asesino de su hermana estará libre.

            – Al asesino de mi hermana le dieron 5 años, nada más por el hecho de ser menor de edad. La ley te dice que, al ser menor de edad, no sabe qué es lo que está haciendo o que es una persona que todavía puede ser reinsertada en la sociedad.

            Marco Antonio cambia su voz, como si presionara algo en el fondo para evitar que flaque y pensara que de alguna manera, su voz golpeara con el hecho que describe.

            – Yo, en lo personal, creo que no se debe de juzgar a una persona por el hecho de si es o no es menor de edad. Yo creo que una persona a los 15, 16 años ya sabe perfectamente qué es lo que está haciendo. Ahora, reinsertar en la sociedad es imposible. ¿Por qué? Porque, por ejemplo, al asesino de mi hermana ya estuvo con psiquiatras, doctores y psicólogos, y llegaron a la conclusión de que no lo podían categorizar en un nivel de… 

¿Cómo lo puedo explicar? – dejando la pregunta al aire, sin que él, ni las autoridades ni yo podamos dar respuesta a esto.

            – O sea, él lo admitió y lo dijo y sabe perfectamente lo que estaba haciendo y lo dice. Y no estaba drogado y no estaba bajo los efectos del alcohol ni de ninguna sustancia: sabía perfectamente qué es lo que estaba haciendo.

            Tap, tap, tap… ecos en los pasillos. En el móvil se ve un fondo negro con una onda sonora subiendo y bajando conforme las voces se registran en el chip de memoria que contiene el aparato ¿quien dice que la voz del sufrimiento no tiene imagen?

            Erick Miguel, tenía 16 años de edad cuando fue aprehendido, durante el sepelio de Anahí. Los familiares de este ofrecieron casa, comida, espacio y demás cosas que pudiera funcionar para hacer la pérdida más llevadera a la madre de Marco, Luz Angélica Pizaña Hernández. Pero de un momento a otro, ellos desaparecieron; fue un llamado a cubrir la situación incómoda que se veía venir en cuanto Marco y su familia se enteraran de la realidad.

            – ¿Cómo es posible que un gobierno me diga que lo puede reinsertar en la sociedad cuando te está confesando todo lo que está haciendo? – pregunta él por la bocina. Tap, tap, tap–. Te están comprobado doctores, psicólogos y psiquiatras que no tiene ninguna enfermedad mental. Entonces, yo creo que para comenzar a hacer un cambio, para que esto no se vuelva a suscitar, es atacar el asunto desde abajo.